Cuento de Navidad inspirado en Luz África

XI Concurso Paraíso de relato corto. 1º ESO. Curso 2016-2017

APA Colegio Paraíso SS.CC.  Sagrados Corazones. Madrid.

Cuento de Navidad escrito por Lola Rocamora Labat

Titulo: El Despertar

¡Hola! Me llamo Soda, vivo en un pequeño poblado al norte de Benin, África, y tengo trece años. Tengo tres hermanos de dieciocho, diecisiete y quince años. Se llaman Banto y Chaka, que están ciegos, y Lizi, que esta enfermo. Mi madre se pasa el día trabajando, así que normalmente no la veo. Mi padre murió cuando yo tenia cuatro años. No voy al colegio y este año voy a empezar a trabajar.

Ayer fui a una charla en la que explicaban lo que significaba la palabra Navidad. Yo no conocía su significado, pero tenia curiosidad, por eso fui. Ahora os voy a contar todo lo que aprendí. Al parecer la Navidad es como se llama a una fiesta cristiana que se celebra los días veinticuatro y veinticinco de Diciembre para celebrar el nacimiento de Jesús y para transmitir amor, alegría y generosidad ¡Ojalá yo pudiese celebrar la Navidad con toda la familia, pero se que nunca podré celebrarla!

Hoy mi madre ha llegado a casa antes de lo habitual, porque se ha puesto muy, muy enferma. Estaba muy preocupada porque no íbamos a poder comer. Mis hermanos y yo la hemos consolado diciéndole que no pasaba nada y que ya se nos ocurriría algo y que Banto y Chaka ya trabajarían más. Le aseguremos que en este momento lo más importante es su salud.

Desde que mi madre está enferma yo me encargo de ir a por el agua. Un día, yendo a por el agua, me empezó a fallar la vista. Me caí y no recuerdo más, me desperté en mi cama y no veía nada. Sentí que alguien me cogía la mano y cuando habló reconocí la voz de mi hermano Zizi. Zizi me dijo que me había quedado ciega como mis hermanos y como otros niños del poblado porque no podemos resistir a la fuerza del sol de Africa. Empecé a llorar desconsoladamente, pero mi hermano me tranquilizó con su cariño y animándome porque yo era una chica muy fuerte.

Un día, llegó a mis oídos que iban a venir unos extranjeros, unos señores españoles. Y me apeteció conocerles. El día que vinieron, yo fui para averiguar quienes eran y que hacían en mi poblado. Cuando estaba allí, uno de ellos se puso a hablar conmigo. Me dijo que se llamaba Rafael  pero que yo le podía llamar Rafa. Lo más importante de todo lo que me dijo fue que ellos estaban allí para curar a los enfermos como yo. Ellos sabían que el sol de África hacía que la gente se quedara ciega con mucha facilidad y habían decidido que cada año vendrían y nos operarían a todos los niños del poblado. Yo me puse contentísima, le di las gracias por la información y me fui a casa a contárselo a mi familia. Cuando llegue a casa me preguntaron porque estaba tan feliz y les conté toda la historia y ellos también se pusieron muy contentos.

Desde ese día hable más veces con Rafa y le conté como era la vida de mi familia. Él me dijo que nos curaría a todos o por lo menos, lo intentaría. Al cabo de dos días mi madre, mis hermanos y yo fuimos al hospital de campaña, allí me tumbaron en una camilla y me durmieron. Cuando desperté veía perfectamente, me puse muy contenta. El doctor Rafa estaba a mi lado sonriente. Yo le dije que era uno de los mejores días de mi vida y también le agradecí por todo lo que había hecho por mi.

Ese día aprendí que era la felicidad. El Dr Rafa me dijo “Soda, desde hoy en adelante a ti y a tus hermanos no os faltará comida, ni ropa, ni educación, ni salud. Os ha apadrinado mi hermano Pedro. ¿Sabes por qué? No, conteste yo. Él me dijo que porque es Navidad, y en Navidad Jesús nos recuerda que todos somos hermanos, que nos tenemos que ayudar unos a otros y que todos tenemos que ser felices y agradecidos.

En ese momento supe que era realmente la Navidad.

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